SÍNTESIS CULTURA URBANA Y MEDIACIÓN COMUNITARIA
Capítulo 1
La ciudad: La unidad de lo diverso
1. Ciudad
y cultura urbana
La ciudad se ha convertido
en el escenario principal de la vida humana en los últimos siglos, y al parecer
su importancia seguirá creciendo cada vez más en las décadas por venir.
Las calles, esquinas, casas,
edificios, parques y plazas de las ciudades, son escenarios en los que
transcurre la mayor parte de las vidas humanas, ya sea que se viva en una gran
ciudad, en una mediana, o en un pequeño casco urbano.
La ciudad es todo eso y
mucho más, pero en esencia, es el lugar en el que se tratan y deciden los
problemas públicos, y el espacio desde el cual se ejerce el poder político,
económico y espiritual de regiones, naciones y continentes. Esas funciones le
dan a la urbe una fuerza de atracción enorme, gracias a la cual se ha
convertido en una gran fábrica de bienes y servicios, arte y cultura, inventos
y pensamientos. Es por eso que en la ciudad se desarrollan relaciones sociales
de forma más frecuente y diversa que en cualquier otro lugar que podamos
imaginar. La ciudad aparece cuando la especie humana se hace sedentaria y
construye un espacio estable desde el cual organizar su actividad. Las ciudades
ejercen su influencia sobre provincias, regiones y naciones, y se convierten en
centros acumulativos y distributivos de todo tipo de bienes, y en recintos para
la toma de decisiones que afectan a personas que viven dentro y fuera de sus
linderos. También concentran, tarde o temprano, los símbolos y los ritos de las
distintas formas de poder.
Lo primero que es importante
advertir es el hecho de que la ciudad es un enorme caleidoscopio habitado por
múltiples formas de pensar, diversas creencias, posturas morales, pasiones,
ideologías y gustos, lo cual la hace altamente heterogénea.
Por eso se suele decir que
la ciudad es, por excelencia, el escenario de las diferencias, y por tanto un
lugar poco propicio para identidades monolíticas. En la convivencia de esas
enormes diferencias, las ciudades han encontrado un potente motor para su
desarrollo, y un detonante de su empuje y vitalidad. Pero quizá los más hermoso
de las urbes es que brindan la posibilidad de construir la unidad en medio de
la diversidad, lo cual es un rasgo propio de la cultura urbana
2. Breve
reseña histórica de la ciudad colombiana
De
las numerosas tribus y razas que poblaron el actual territorio de Colombia, antes
de la llegada de los españoles, hubo dos que se destacaron por el desarrollo de
sus asentamientos humanos: la Tayrona y la Muisca
Los
Tayronas construyeron, en la Sierra Nevada de Santa Marta, una extensa red de
núcleos habitados en las cercanías de ríos y quebradas, que se encontraban unidos
por un sistema de caminos. Estos asentamientos, que se calculan en cerca de
200, se encontraban articulados en una suerte de federación.
Los
Muiscas, por su parte, levantaron una serie de asentamientos humanos más bien
dispersos, ya que se encontraban estructurados a lo largo de las zonas
agrícolas de tres pisos térmicos: frío, templado y cálido. Buena parte de las
construcciones eran habitadas solamente en épocas de cosecha, especialmente en
los climas templado y cálido, mientras que otras, preferencialmente las de
clima frío, eran lugar de residencia más permanente.
Luego
vino la era colonial con la llegada de los españoles donde el mestizaje era
evidente, comenzaron a introducir su cultura, religión, y costumbres creando
una reestructuración de todas estas ciudades precolombinas y colonizando cada
una de ellas haciéndolas aldeas europeas, las cuales contaban con una plaza
central y alrededor de ella edificios importantes en los cuales se destacaban
los edificios políticos y la más importante, la iglesia, el centro del
catolicismo que introdujeron los españoles a Colombia, de allí se desglosaban
las plazas de mercado, las cárceles, las villas de los habitantes entre otros
edificios.
Con
el paso del tiempo y con la llegada del auto motor las ciudades han presentado
un cambio drástico en cuanto a su estructura vial, pasaban de movilizarse a
caballo a utilizar un medio de transporte más robusto y con ruedas. Se debieron
ampliar las calles y con esto muchas más modificaciones.
De
acuerdo a tales valores existirán unas actitudes y comportamientos ciudadanos
que serán aceptados o rechazados, y que servirán como criterios para abordar,
constructiva o destructivamente, los conflictos entre las personas y los grupos
humanos. De ahí la importancia de reflexionar, para efectos de la mediación,
acerca del contexto social y cultural en el cual vive la ciudad.
1.3
Estructura física y sociocultural de la ciudad
La
estructura física de la ciudad está determinada, entre otros elementos, por los
usos del suelo, las centralidades, los símbolos, y los ejes. Los usos del suelo
pueden ser, entre otros, residenciales, comerciales, institucionales, o
industriales. La forma como se distribuyen y relacionan esos usos en cada
sector de la ciudad, y en la ciudad en general, influyen notablemente en los
niveles de orden y desorden ciudadanos, y en el tipo de conflictos que se
desarrollan
entre los habitantes. Por ejemplo, cuando un uso residencial se ve agredido por
usos comerciales que alteran la tranquilidad, el medio ambiente urbano, y las
circulaciones por el espacio público, se generan fuertes conflictos. Las
centralidades son áreas de la ciudad en las cuales se concentran de forma
notable las ofertas de bienes y servicios comerciales, culturales, educativos,
recreacionales, etc. A las centralidades acuden masivamente los habitantes para
acceder a esos bienes y servicios, dándose así una alta presencia de población
flotante. Las centralidades son como los corazones del organismo urbano y sin
ellas éste no podría sobrevivir.
La
estructuración física de la ciudad contribuye, sin ser el único factor, al
desarrollo de relaciones sociales constructivas. Y la estructura de las
relaciones socioculturales está determinada, en primer lugar, por las
valoraciones compartidas que los habitantes tengan con respecto a los
componentes de la estructura física, y en segundo lugar, por la protección,
distribución y acceso democráticos que los habitantes tengan a los bienes
públicos que conforman la urbe.
En
particular resultan de especial importancia las valoraciones que compartan los
ciudadanos a partir de lo que significan para ellos los símbolos y los bienes
públicos que han logrado habitar sus corazones, ya sea a nivel de barrio de
zona, de ciudad, de región, o de país. Identificar tales valoraciones
compartidas resulta fundamental para tramitar constructivamente conflictos, ya
que nos brindan puntos de partida no discutibles entre las partes sobre el
deber ser y los límites.
Capitulo 2
Hemos
dicho que la cultura urbana es el conjunto de valoraciones que median las
relaciones de los ciudadanos entre sí, y de éstos con la ciudad. Ahora bien,
tales valoraciones podemos precisarlas y comprenderlas al analizar los
significados encarnados en cuatro elementos socioculturales que explican en
buena medida las actitudes y comportamientos de las personas en la urbe. Esos
elementos son: Simbolos, códigos, imaginarios, ritos.
Las
variaciones de configuración física, social y cultural de cada territorio,
condicionan de forma determinante la gestión del conflicto, pues le confieren
sentidos e inciden en sus potencialidades y falencias. Además de todo lo
anterior, las características específicas de la cultura urbana depende también
de los recursos de comunicación, organización, y gestión, que los grupos
humanos tienen en un momento determinado para crear confianza, y construir
credibilidad entre las personas y entre éstas, las organizaciones sociales y
las entidades públicas. Todos estos son los factores que inciden en las
características específicas que va adoptando la cultura urbana en cada momento
y lugar. El mediador debe tenerlos en cuenta al analizar los conflictos y al
diseñar estrategias para tramitarlos.
Hablemos
ahora de cultura ciudadana. Esta consiste en la incorporación de un conjunto de
normas a la vida cotidiana de los ciudadanos que permiten usar la ciudad y
establecer relaciones entre desconocidos, de conformidad a criterios de convivencia
y prevalencia del interés general sobre el particular.
Capitulo 3
De
manera general, asumimos la participación como la interacción entre grupos o
personas en procesos de construcción de bienes colectivos. De manera más
restringida, la entendemos como interacción de la ciudadanía con el Estado en
los procesos de definición y aplicación de políticas públicas.
Esa
interacción apunta a revelar necesidades y preferencias de la gente y a obtener
una atención más adecuada y oportuna a sus demandas, promoviendo modificaciones
en la calidad y la distribución de los bienes y servicios públicos. En este
sentido, la participación podría ser vista como cambio de actitud de los
ciudadanos -pero en nuestro caso también como un cambio de actitud del estado-,
para asumirse como actores responsables de bienes públicos y de las actividades
que se desarrollan para su cualificación y adecuada distribución. Igualmente
podríamos decir que la participación se presenta cuando alguien con intereses distintos
a los estatales plantea proposiciones diferentes o no pensadas por el Estado,
ya sea en procesos de planeación y gestión o en acciones y procesos de
protección de derechos y bienes colectivos.
La
participación es un fenómeno muy variable que evoluciona a través del tiempo.
De hecho, la participación ciudadana es con frecuencia fuertemente activada por
intereses parciales y solo excepcionalmente por el interés general.
La
participación que se da en la vida real es un conjunto desigual de
participaciones ciudadanas que agencian intereses parciales en su interacción
con un Estado que responde a visiones ideológicas y políticas particulares,
pero que tiene la obligación de velar por el bienestar general.
En
el contexto de todo lo dicho hasta el momento, resulta vital preguntarnos por
aquellos factores que condicionan la calidad de la participación. En principio podríamos
pensar que a mayor cantidad de niveles de relación, mejor calidad. Sin embargo
ello no es necesariamente así, ya que la calidad está asociada principalmente a
la mentalidad de quienes intervienen en la interacción, a su capacidad para
pensar problemas y formular alternativas y a su disposición cultural para el
diálogo.
Capitulo 4
Debe
ser una persona que conoce el enfoque conceptual y la técnica de la mediación,
capaz de facilitar la comunicación entre las partes en conflicto e inducirlas a
producir soluciones benéficas y posibles para ambas, equitativas, y razonables.
Es una persona neutral e imparcial, pero que hace propuestas o sugerencias, en
procura de la equidad, la bondad, la razón, y la posibilidad del cumplimiento
de lo acordado.
De
un mediador se espera que posea cualidades personales como ética, facilidad de
comunicación, y credibilidad; que esté capacitado para manejar etapas en el
proceso de mediación, y que tenga habilidades como escuchar, crear armonía,
evaluar intereses, manejar la ira, reenfocar problemas, o romper estancamientos
que se producen en el diálogo entre las partes.
Capitulo 5
El
conflicto se ha visto tradicionalmente como un problema. Pero el conflicto
puede ser visto también como una oportunidad que se nos presenta para hablar,
aprender, y crecer. También puede ser visto como rasgo natural y propio de la
condición humana. No existen relaciones sociales sin conflicto. Cambiar la
actitud de personas hacia el conflicto de tal manera que lo vean como una
oportunidad para vivir mejor, es un aporte radicalmente positivo a la cultura.
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